Emocionado me hallo. Curioseando en la sección de TV de El Mundo digital, me encuentro con que las aventuras de Dylan, Brandon y Brendan, aquellos maravillosos chicos de Beverly Hills 90210, que en España fue titulada Sensación de vivir (como veréis una traducción fiel y literal con la original), y que en familia fue renombrada como “Sensa”, van a tener continuación tantos años después.
Por fin la calidaz (con z) regresa a nuestras pantallas. No se como he podido sobrevivir tanto años sin esa maravillosa serie.
Os seré, no obstante sincero, creo que no llegué a ver más de diez episodios completos, y siempre cuando nos tocaba quedarnos en casa cuidando de mis cuñados, por aquel entonces tiernos adolescentes con sus granos, sus “joe tioooooo” y sus abyectos gustos musicales.
Aun así, pese a no ver la serie mis cuñados junto con mis dos hermanos pequeños, se encargaron de que me supiese al dedillo los problemas de Brandon: “¡Jopetas, Dylan.! Me gusta la sosa de Andrea. ¿Tu crees que si le pido salir seré capaz de no suicidarme de puro aburrimiento?”; los de Donna: “¡Dios he aspirado el aroma de un porro! David ¿Tu crees que me he vuelto drogadicta?”; los de Kelly : “¡Brenda! Me he acostado con todo el equipo de fútbol del instituto, con la mitad del equipo de baloncesto, y con un señor que pasaba por ahí con su perro. ¿Crees que puedo quedarme embarazada?.- ¿Habrás usado un preservativo correctamente homologado y libre de látex, no cacho pendón? - ¿Un qué? ¿Para que sirve eso?”
Como excusa, os reconoceré que recordaba los nombres de los dos hermanos y de Dylan. Para el resto, he tenido que curiosear por la red
Sin embargo lo que más me divertía las contestaciones de los padres de Brandon y Brenda ante cualquier problema.
Ya podia llegar cualquiera de los dos, que la respuesta era siempre la misma:
. Papá, me he hecho miembro de una banda juvenil de L.A. y nos dedicamos a extorsionar a pequeños comerciantes.
. Mamá, no quiero que se entere papá, pero he decidido que quiero dejar el instituto y ser actriz de cine. Mañana empiezo el rodaje de “Indiana Cojones y las amazonas cachondas”
. Mamá, estaba enganchado al alcohol, pero lo he dejado ya. Ayer me he pasé al crack. Por cierto, para financiar mis dosis, he hipotecado esta casa al Cartel de Medellín. ¡Ah! Me han dicho que si no la desalojamos en tres minutos nos atengamos a las consecuencias
. Papá. Dylan, Steve, David y yo, hemos decidido que hay mucho hispano en L.A. Nos hemos hecho skin heads, y ahora nos dedicamos a dar palizas a todo aquel que encontramos con piel morena o pelo oscuro. El caso es que ayer nos detuvo la policía y me enfrento a una pena de setenta años en San Quintín.
Y así cualquier problema, fuese el que fuese, sus padres siempre lo solucionaban con un “¿Lo hablamos?”
Así pues, las nuevas generaciones de este planeta volverán a revivir aquellos fantásticos momentos en una nueva demostración de que la basura no tiene límites.
Menos mal que siempre nos quedará la música. Sea pop comercial o indie. Siempre podremos acudir a ella. Hoy os propongo la conocida canción de Fito y Fitipaldis: Soldadito marinero.
Hoy me siento como un DVD y voy a adjuntar las Tomas falsas (bueno una sola) de este post:
Sin embargo lo que más me divertía eran diálogos como este, exagerados hasta el infinito por el cachando de mi cuñado
Escena 40, toma veinticinco:
Salón de la casa de Brandon y Brenda con los padres de Brandon-Brendan.
Brendan recién levantada, pero no obstante correctamente maquillada y peinada como salida de una maratón de peluquería que es como salís siempre las mujeres de la cama. Viste un sexy conjunto de pijama que se le pega al cuerpo marcando sus curvas de chica de 25 años que interpreta a una joven y casta chica de 17, pese a que en su casa no viven más hombres que su padre y Brando.
Brandin que también baja a desayunar sin un pelo desaliñado y correctamente afeitado, oliendo a colonia hasta por la pantalla de la tele, pese a que acaba de salir de una noche de pesadillas en las que el teletubby morado le perseguía por doquier.
Toda la familia desayuna en una hermosa mesa, decorada por ellos mismos con el infinito gusto del mejor diseñador de Beverly Hills. El pantagruélico desayuno, pese a llevar horas en la mesa mientras se mantiene esta conversación, se mantiene en todo momento en su punto. Nada se enfría y nada se pasa. Papá y mamá Brendin-Brondin, han echado la noche anterior el polvo de su vida (nada raro por cierto, porque cada noche es mejor que el de la anterior) y pese a sus innumerables años de convivencia en común siguen mirándose con esa cómplice mirada del recién enamorado. Por su impoluto aspecto nadie adivinaría la pasión que vivieron la noche anterior.
- Brenda (cara de preocupación): Mamá, es verdad que si miras un pene te puedes quedar embarazada
- Mamá (mirando a su hija como quien le pregunta que tiempo se espera hoy): ¿Por qué dices eso cariño?
Papá ha dejado de untar la mantequilla de cacahuete en la humeante tostada que se estaba preparando y mira con mirada de preocupación a su mujer.
- Brenda: No por nada. Hablaba en voz alta.
- Mamá (pone voz, mirada y gesto de amable maestra de infantil): no cariño. No pasa nada. Por cierto, ¿Cómo sabes lo que es un pene?
- Papá (en la misma posición en la que estaba antes .... la tostada sigue en su punto): Cariño. ¿Tienes algo que contarnos? ¿Quieres que hablemos?
- Brenda (no ha cambiado el rictus de la cara, no sea que se le corran los 300 kg de maquillaje que lleva encima): Papá. Mamá. Tengo algo que deciros. Pero no se como hacerlo. (voz temblorosa, lagrima pugnando por salir)
- Brandon: tranquila Breda, papá y mamá te apoyarán hayas hecho lo que hayas hecho. (piensa .... ¡Dios mio! He dicho “poya”. Espero que papa y mamá no se hayan dado cuenta)
Papá mira a mamá. Mamá toma delicadamente una mano de papá. La que tiene desocupada (el cuchillo con medio bote de mantequilla de cacahuete está milagrosamente dentro del recipiente) porque la otra mantiene a su temperatura ideal la tostada. Ponen cara de “vamos a oír la peor noticia que nos pueden dar en la vida. Nuestra hija se ha acostado con un afroamericano del peor barrio de Los Angeles”
- Brendag (es incapaz de cambiar el gesto de su cara .... la pobre no puso asistir a las clases del método Stalinkavsky o como se llame): Ayer ....(el espectador tiene que intentar imaginar que su hierático gesto expresa la angustia que sufre al recordar el suceso) .... había un niño de unos tres años en la calle. De repente se sacó el pene y comenzó a miccionar entre dos coches. Yo ..... (no puede seguir, se supone que recordando el terrible momento ) ... yo pasaba por allí en el coche de Dylan y lo vi. ¿Creéis que he podido quedarme embarazada?
- Brandon (otro que tampoco pasó demasiado tiempo con el método. Aun así le han pedido que su cara refleje estupefacción (Estu ¿Qué?) ... nada que refleje sorpresa): ¡Papa!. ¡Mamá! Es horroroso. ¿Y que hizo Dylan?
- Brenda (con boquita de piñón): Lo que tenía que hacer. Se bajó del coche y, después de empezar a pegarse con el niño, mientras David y Steve los separaban le retó a una carrera a muerte en el canal de L.A.
- Papa (con gesto adusto (este al menos fue a la academia de cine de su barrio), intentado consolar a mamá cuyos ojos se hallan arrasados por las lágrimas (la cebolla hace milagros)): Brenda es mejor que lo hablemos
- Brandon (otro al que se presume una lucha interior para decir lo que va a decir sin que se le note más falso que a una moneda de 2 euros de Tailandia): yo .... ayer estaba Kelly fumando un cigarrillo y ...... Lo siento. Lo siento mucho.
- Papá: Brandon ¿Quieres que lo hablemos?
La escena sigue y al final de la misma, papa se come la tostada, aún caliente y deliciosamente mientras Brenda se abraza a su compresiva madre.